
La sexualidad humana se extiende por casi todas las
áreas de nuestra vida.
La sexualidad implica mucho más que las diferencias físicas entre los hombres y
las mujeres y va más allá del acto físico sexual. Entender nuestra sexualidad
es esencial para determinar nuestras relaciones con las demás personas y para
manejar apropiadamente nuestros deseos. Posee unos códigos biológicos definidos
genéticamente, la estructura y la disposición de los órganos genitales
responden de una forma perfecta a la función reproductora, la fisiología de la
sexualidad está destinada al mismo fin.... A pesar de ello, trasciende
totalmente su función biológica y cobra un sentido distinto al definirse como
una relación íntima entre personas, siendo uno de los ámbitos donde la
comunicación y la expresión de afectos pueden alcanzar el máximo grado de
profundidad.
La
sexualidad no sólo hace referencia a un campo más amplio que al acto sexual,
"coital", también incluye una amplia gama de experiencias corporales
y sensoriales placenteras. Según esto, podríamos definir como sexualidad la
realización de actividades que generen placer en los ámbitos corporales y
sensoriales. Dentro de esta definición podemos incluir actividades como las
caricias, los besos, las cosquillas o el masaje y no conducentes necesariamente
al acto sexual, al igual que determinados olores, miradas, tonos de voz y
expresiones. La vivencia de la sexualidad corresponde al mundo de la
multisensorialidad. Una inadecuada formación sexual o ausencia de información,
tiene como consecuencia la formación de creencias erróneas acerca de la
sexualidad y los comportamientos sexuales, que suelen perdurar durante gran
parte de la vida, con las consiguientes repercusiones en la propia conducta
sexual y en la forma de disfrutarla.
El
control del estímulo sexual y su respuesta es una especie de círculo
interactivo de influencias. En principio, hay un estímulo sensorial o
imaginativo que desencadena un impulso que llega a la médula cerebral, y a
través de hormonas e impulsos nerviosos se provoca la orden a los órganos
sexuales para que se pongan en acción. En resumen, la sexualidad es una
realidad que impregna la vida cotidiana, que nos impulsa tanto al amor como a
las formas de agresión más violentas; que perturba los sueños de los
adolescentes y alegra la senectud, que incrementa las ventas por publicidad,
que es usada como arma de seducción o incluso como una forma de expresión
artística.
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