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jueves, 19 de marzo de 2020


GRAVEDAD 0 (Relato Erótico)


“¡No aguanto más tanta soledad!”, repetía incansablemente Samantha. Como todos los martes a las 4pm, suele visitar a su terapeuta en unas citas que al finalizar seguían acumulando sus ganas de seducirlo y estar con él.
Lleva 8 meses, contemplando la idea de propiciar un encuentro casual con él, su terapeuta es su fantasía mejor guardada. Sin embargo ella hacía un esfuerzo tremendo en ocultar su necesidad, a la vez oía con genuino interés todas las recomendaciones y consejos que él podía aportarle. El siempre presto, guapo y bien arreglado, cabello y barba impecables, con aires y  gran nombre galo, con pose de buen doctor. Ella, siempre casual y desarreglada, vestido largo y florido, que apenas dejaba adivinar su interesante  y locuaz figura. Su hermosa cara sin maquillar, revelaba su increíble personalidad.
 Luego de un silencio profundo, esperando a que ella se calmara tras su sollozo y amplia queja; él interrumpe con seguridad y pregunta… “háblame de tus fantasías sexuales”, ella una y otra vez había evitado ese tema pues, en sus fantasías siempre lo incluía a él. Su vergüenza y su pudor por ser él quien era, la habían alejado por completo de comentarle ese tema, pero hoy se había decidido a exponerle su tan oscura confesión.
Samatha quiso darle una tonalidad informal, siempre lo había llamado Doctor, hoy se atrevía por vez primera a llamarlo por su nombre.  
-          “¡No lo creerás Alain, pero he tenido un sueño que te involucra! Ha sido un sueño erótico en el que estábamos juntos”.
Con claro nerviosismo transformó su fantasía en sueño, no quería hacerlo ver como intencional, el sueño era algo que no se puede controlar; mientras que la fantasía, pensaba la hacía ver más perversa. Ella prosiguió su historia cambiando ciertos detalles, moría de la vergüenza y a la vez algo de excitación. Él, quien siempre toma notas de lo narrado, subió la mirada con ávido interés, esperando que su historia fuera más interesante que la de pacientes anteriores. Soltó el bolígrafo, cruzó sus piernas y su mano izquierda comenzó a acariciar su propia barba. Ella enseguida notó el creciente interés, creando un ambiente expectante. Ella con asombrosa destreza, comenzó a narrar su fantasía.
-          Estaba en una especie de nave o estación espacial. Era una nave gigante que giraba sin cesar, yo corría ansiosa por sus interminables pasillos, buscando algo o a alguien que  me brindara confort y consuelo. Luego de mucho correr llegué al centro de la nave, era un lugar sellado y con vista al espacio y las estrellas, había gravedad 0, era el único lugar de la nave que no giraba, yo estaba allí sola, entré a ese increíble lugar mirando el infinito y flotando, ante tanta belleza comencé a excitarme sintiéndome dueña del universo. Una sombra me hizo desconcentrarme, pude ver que me observaban y de soslayo supe que eras tú que me mirabas escondido y excitado, expectante de lo que haría. Sabía que me mirabas y eso me excitó aún más, quería brindarte un orgasmo, quería que te extasiaras y vieras como me masturbaba, quería que me pensaras, que me anhelaras, que me desearas intensamente.  Poco a poco la excitación de saber que estabas allí observando cada uno de mis movimientos, me fue llevando a tocarme y acariciarme sensualmente, arrastrar lentamente mi mano dentro de mi ropa interior, mientras que la otra acariciaba mis senos, mi abdomen y mi cuello, comencé a gemir y contorsionarme sin reparo mientras la falta de gravedad me permitía moverme libremente por ese hermoso lugar. Poco a poco fui aumentando la intensidad de mis movimientos, mis fluidos me excitaban aún más, mis clítoris centellaba de éxtasis y pasión, mi vagina palpitaba fuertemente hasta ahogarme en el más fuerte orgasmo que jamás había sentido, gemí, grité, aullé fuertemente para ti, para que murieras de ganas de estar conmigo. Mi cuerpo exhausto flotaba casi desnudo y tu seguías inerte o más bien paralizado de la excitación, tus pantalones reventaban de la presión de tu pene hinchado, solamente espiando, solamente observando, solamente anhelando, hasta que también explotaste de placer, la simple imaginación te llevó a transportarte, mentalmente conectados, sintiéndonos sin tocarnos y fue tu magnífico orgasmo que no pudo esconder más tu presencia… ¡¡Y allí desperté!!
Alain estaba notablemente desconcertado, nunca antes le había pasado esto, nunca antes se había excitado escuchando una fantasía de su paciente. Siempre su compostura y ética le habían permitido escuchar y discutir con ecuanimidad los más variados delirios que lo incluían también. Se notó jadeante, su erección era evidente, el sudor comenzó a correr por su frente, empezó a juzgarse fuertemente, dentro de su propia cabeza hacía intentos desesperados por no mostrar su preocupación y su gran excitación. Sin embargo, mientras más trataba de reprimirse, más se excitaba, más la pensaba.
Samantha es una paciente extremadamente inteligente, muy sensual en su forma de hablar y comportarse, su naturalidad y femineidad resaltaban a la vista de todos, su misma libertad, naturalidad y su desparpajo al hablar había ahuyentado emocionalmente a los hombres que por desgracia le llamaban la atención, los que luego del sexo huían y la dejaban nuevamente sola. Víctima de abandonos, ella  invariablemente escogía al típico macho desprendido de emociones. Siempre buscando amor y cariño en hombres que no estaban dispuestos a dárselo. Alain continuamente frustrado ante su escogencia de parejas,  pensando que ella merecía algo mejor, admirando su frescura y su forma de ser, que de una forma descarada mostraba sin contemplación. Él durante ocho meses tratando de alejarse de su humana atracción, ocho meses disimulando y siendo el respetable doctor, ocho meses sin demostrar ni un signo de ligera seducción, mostrándose cordial y respetuoso ante el significativo embate de su presencia, ante su aroma que armonizaba perfectamente con su frescura, ante sus insinuaciones a las que quería hacer caso omiso. Hoy todos sus esfuerzos se esfumaban, hoy perdía la compostura, hoy se olvidaba de quién era para ella y se convertía en quimera, era un hombre y no más doctor.
Rápidamente trató de disimular lo evidente, entrecruzando sus piernas escondiendo su erección, Samantha no quiso ser prudente, sabía que había logrado su cometido, miró excitada su entrepierna, quería que él se incomodara aún más, sabía que la relación terapeuta paciente se había resquebrajado y que ya no podría ser lo mismo. Mientras más lo veía, él más se excitaba, ella sentía y gozaba la situación. Él tratando de mantenerse incólume, su cuerpo delatando lo que por meses había fantaseado. El buen doctor había perdido la batalla contra su cuerpo, su corazón latía a mil por hora, sudor profuso que evidenciaba su lucha interna, se hacía indudable la atracción, el deseo y la gran admiración que el sentía por ella. Entonces Samantha rompió el incómodo silencio y con descaro le dijo que quedaba despedido.
El incrédulo y avergonzado le replicó, “ ¿Cómo que despedido, qué quieres decir con eso?” Ella tomó el completo control de la situación, se sentía cómoda y desinhibida, estaba segura de lo que quería, lo quería a él, deseaba su cuerpo, deseaba su barba, deseaba su aliento surcando su pubis. Ella contestó… “si despedido, ya no eres mi terapeuta, ya no soy más tu paciente”.
Se levantó confiada y deslizó su mano por su varonil pantalón hasta tocar la más descomunal erección. Apresuradamente, se colocó sobre el asustado hombre que incrédulo no podía reaccionar más que con excitación y placer. Había perdido la batalla contra la cordura, sólo quedaba sucumbir ante tan anhelante gozo. Las palabras de ella fueron música para sus oídos, se despojaba de la responsabilidad y la ética que lo caracterizaban y se hundió en el más profundo éxtasis de sus encantos.
La tomó con fuerza pero con ternura, entre ferocidad  y entrega recorría con la boca, el cuello y los senos. Tocó con firmeza toda la figura que siempre había escondido, cada curva, cada pliegue. Levantó cuidadosamente su vestido de flores, al fin podía mirar con estupor su increíble y sensual figura, el cuerpo de ella comenzó a moverse con la soltura y ligereza que había descrito en su fantasía, ella emanaba un calor sofocante que aliviaba con sus húmedos besos, él sentía que flotaba, que volaba, ella diestramente se posicionaba sobre él, sabía que tenía el control y el poder, rápidamente se despojaba de sus pantis que el trataba de romper sin éxito. Ella sólo desabrochó el pantalón de él y los botones de la camisa salieron desprendidos de tan fuerte tirón, ávidos  de deseo ella decide ser penetrada, siempre llevando el control, él solo respondía  a sus embates lujuriosos y la besaba con hambre, con ansias. Ya no sentía amarres, ya no existían ataduras, un consultorio convertido en un hermoso salón lleno de estrellas, flotando bajo el infinito, jadeando y gimiendo en la fantasía de la soledad de un universo donde en vez de un bigbang sólo se escuchan los gritos de un explosivo orgasmo, la comunión de almas que surcaban el infinito, juntos gozando de tan anhelada unión, sexo desbordante de pasión y de deseo, éxtasis profundo, sin conciencia, sólo sintiéndose uno al otro, entrelazados y flotando en gravedad 0.

viernes, 23 de diciembre de 2016

EL ORGASMO: ALGUNOS MITOS Y REALIDADES

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Si bien durante mucho tiempo una sociedad más bien machista solo indicaba que el que tenía que disfrutar era el hombre (o por lo menos era el único que tenía la posibilidad de reconocer que disfrutaba con el sexo), la verdad es que el proporcionar placer a nuestra pareja puede ser tan gratificante como el de recibirlo. El cerebro es en realidad un órgano sexual muy importante. El deseo, la excitación, el placer, y más pasan por el cerebro. Por supuesto, esto quiere decir que el primer paso hacia un orgasmo pasa por la cabeza.
Desde el punto de vista sexológico, el orgasmo constituye el momento en el cual, después de una gran tensión sexual que ha venido en ascenso (todos los músculos están contraídos, los genitales están llenos de sangre, el ritmo cardíaco y el respiratorio están en su nivel más alto) se descarga esta tensión a través de contracciones rítmicas de los músculos pélvicos, lo que produce una vivencia de gran placer. Es una experiencia extraordinaria que suele ser el punto culminante (el más intenso) de la vivencia sexual. Puede ser un momento de gran plenitud e intensidad. Lo que significa que no se experimenta únicamente en forma fisiológica, sino que hay un componente subjetivo, emocional fundamental, que suele experimentarse con un extremo placer y sensación de plena satisfacción. Cada persona vive sus orgasmos de manera particular.
Hay muchos mitos y creencias alrededor del orgasmo que pueden llegar a convertirlo en un punto de preocupación. Uno de los mitos más difundidos dice que para que una relación sexual sea positiva y adecuada, el orgasmo de ambos miembros de la pareja debe darse al mismo tiempo. Esto no necesariamente es así. Un encuentro sexual puede ser muy satisfactorio aunque ambos integrantes alcancen su orgasmo en distintos momentos. Una relación erótica también puede ser placentera sin necesidad de alcanzar siempre el clímax.
Otra de las creencias se relaciona (en el caso de la sexualidad masculina) con la asociación ineludible entre eyaculación y orgasmo. Muchas veces efectivamente van unidos, pero no tiene por qué ser siempre así. Es posible eyacular sin tener orgasmo y viceversa. Esta última práctica, generadora de un placer muy intenso y prolongado, requiere un aprendizaje y entrenamiento especiales como por ejemplo el Sexo Tántrico.
 En cuanto a la sexualidad femenina, suele haber una confusión en cuanto a la diferencia entre orgasmo clitorídeo o vaginal, clasificación proveniente de la propuesta psicoanalítica. Freud (su precursor) señalaba que las mujeres solamente eran sexualmente maduras cuando tenían un orgasmo vaginal y decía que el clímax producido gracias a la estimulación del clítoris era característico de las niñas o las mujeres inmaduras. Hoy en día persiste la creencia (que genera muchos malentendidos y preocupaciones) de que si una mujer no alcanza un orgasmo a través del coito, sin estimulación del clítoris, hay algo que está mal. Esto no es así. Cada mujer puede vivenciar o no, sus orgasmos a partir de la estimulación de diversas partes de su cuerpo o a través de distintos estímulos. No existe un orgasmo maduro o funcional y un orgasmo inmaduro. Lo importante es que la experiencia sea satisfactoria y placentera para ella.
Otro de los mitos se relaciona con la idea de que las personas somos responsables de que nuestra pareja tenga un orgasmo. Esto tampoco es cierto. Cada persona es responsable de su propio placer. Entre estas responsabilidades se encuentra el derecho de decirle a su pareja qué y cómo le gusta y qué no. Para ello primero hay que conocerse, explorar solos o en compañía para aprender sobre el propio placer y atreverse a conversarlo. Es una vivencia que puede ser muy erótica, divertida y definitivamente enriquecedora, que consolida y refuerza la unión y la satisfacción entre la pareja, y el conocimiento y el disfrute de nuestro propio cuerpo.

sábado, 17 de septiembre de 2016

EYACULACIÓN RETARDADA Y LA ANORGASMIA MASCULINA


El desconocimiento de la fisiología sexual masculina y las falsas creencias sobre el control eyaculatorio puede llevar a que algunos hombres se autocalifiquen de eyaculadores precoces. Por este motivo muchos de los hombres que llegan a consulta manifestando quejas sobre la rapidez de su respuesta no responden al diagnóstico de una disfunción sexual, sino que pueden tener expectativas exageradas sobre su control eyaculatorio
En general se suele identificar la eyaculación con orgasmo, aunque se pueden producir eyaculaciones no placenteras sin que medie ninguna explicación médica. El control de la eyaculación es una de las preocupaciones del varón cuando se enfrenta al encuentro sexual. Así, el momento preciso de la eyaculación se convierte en preocupación, minando su autoestima y, con frecuencia, llegando a deteriorar el conjunto de la relación de pareja
El hombre con eyaculación retardada suele presentarse con un componente de malestar mucho mayor que aquel aquejado de eyaculación precoz, y no es infrecuente que llegue a consulta inmerso en un incipiente cuadro depresivo. La eyaculación retardada se manifiesta con diferentes grados de severidad en cada hombre. Algunos sufren percibiendo que necesitan esforzarse para llegar a eyacular, manteniéndose en la duda sobre si lo lograrán en cada ocasión. Para otros ocurre que nunca pueden eyacular con el coito, e incluso ni siquiera ante su pareja, de forma que algunos lo hacen con posterioridad masturbándose. En casos más severos, el hombre llega a afirmar no haber eyaculado nunca o casi nunca. Se puede definir como la dificultad o incapacidad  de eyacular luego de una estimulación sexual adecuada. Se considera que la eyaculación es retardada cuando el hombre requiere como mínimo entre 30 o 45 minutos para alcanzarla, incluso puede llegar a ser tan grave que haya ausencia absoluta de la eyaculación (aneyaculación).
La distinción entre etiología orgánica o psicógena del retardo eyaculatorio es de suma importancia. Si el retardo es situacional, es decir, no se presenta en todas las ocasiones en que el sujeto eyacula en sus relaciones sexuales o, cosa muy frecuente, no tiene ningún problema cuando se masturba, podemos descartar las causas médicas. En general, antes de insistir en un tratamiento psicoterapéutico deben ser investigadas si existen causas orgánicas que inciden en su aparición. Sin embargo, se puede decir que la mayor incidencia de casos es de origen psicológico. Este trastorno no sólo afecta negativamente al hombre, cuando el coito se alarga mucho, la lubricación vaginal tiende a disminuir y desaparecer, lo que comienza a producir molestias o incluso dolor al proseguir el coito.

Las causas de origen psicológico suelen estar asociadas a la ansiedad, sentimientos de inseguridad y baja autoestima, trastornos de personalidad, fatiga, miedos, excesivo autocontrol, problemas de pareja, etc.  El tratamiento de la anorgasmia va encaminado en primer lugar a eliminar las actitudes negativas y prejuicios en torno a la sexualidad en general y al orgasmo en particular; mejorar la relación a través de la comunicación entre la pareja; establecer un programa de habilidades sexuales a través de una serie de ejercicios específicos para esta disfunción; y fomentar el conocimiento, comunicación e identificación de las sensaciones corporales para así alcanzar el placer integral de la sexualidad personal,  el disfrute del propio  cuerpo y el de su pareja.

domingo, 14 de agosto de 2016

ANORGASMIA FEMENINA


Durante muchos siglos se le negó a la mujer la legitimidad de sentir placer durante las relaciones sexuales, por cuestiones del orden religioso o moral, por las cuales la sexualidad representaba sólo una forma de reproducción. Si bien se aceptaba el placer en el hombre, no así en la mujer, ya que en ella se lo consideraba inmoral. Como consecuencia de tantos años de represión, hoy en día se sienten sus repercusiones negativas, tanto que la anorgasmia femenina constituye una de las disfunciones sexuales más comunes. La anorgasmia puede definirse como la ausencia del orgasmo tras una fase de excitación normal, producida a través de una estimulación que pueda considerarse adecuada en intensidad, duración y tipo.
El orgasmo femenino es un proceso complejo, que tiene componentes biológicos, psicológicos y sociales. Estos últimos son claves y así lo demuestran importantes estudios antropológicos. En aquellas culturas en que se permite que la mujer disfrute del sexo −tal como lo hace el hombre−, la mujer tiene orgasmos regularmente. Mientras que en culturas que censuran el placer femenino, la mujer tiene muchas más dificultades para alcanzar un orgasmo.
En el caso de esta disfunción la mujer puede tener deseo y excitación sexual,  sin embargo por diversos factores no culmina la fase de orgasmo. Es una de la disfunciones más frecuentes en las mujeres, pudiéndose encontrar en frecuencias de casi entre el 30 y 40% de la población femenina en Latinoamérica. Mucha de esta responsabilidad se la podemos atribuir al machismo y a la falta de educación sexual de nuestras poblaciones; en donde el hombre en muchas ocasiones se centra en su propia satisfacción y en su eyaculación sin darle importancia a la satisfacción de su pareja, adicionalmente la insistencia de “proveer” el orgasmo solamente por medio de la penetración, pues la mayoría de las mujeres (75%) sólo puede alcanzar el orgasmo a través de la estimulación continua de su clítoris.  
Para diagnosticar ésta como una disfunción sexual o inhibición debe ser recurrente y persistente, a pesar de que se estimule adecuadamente. Esto quiere decir, que existiendo todas las condiciones físicas y emocionales para lograrlo, el orgasmo no se presenta. Existen varios tipos de anorgasmia las de origen orgánico - natural (embarazo, el climaterio,  la vejez, etc.); las de origen patológico y medicamentoso; las de origen sociocultural y psicológicos; entre los cuales se encuentra la falta o mala  educación sexual, vergüenza, culpa, fobias, neurosis, psicosis, mala relación de pareja actual o pasada, ambiente familiar alterado, exceso de estrés, sentimientos negativos hacia el propio cuerpo, problemas de autoestima, etc.
Actualmente existen programas de entrenamiento para esta disfunción que se realizan paralelamente a la psicoterapia que dan excelentes resultados. La anorgasmia en la mujer conlleva directamente a la frustración de ambos y suele generar grandes dificultades, ya que la sexualidad pasa de ser un fenómeno normal y placentero a una situación de frustración y desencuentro; que si no es bien manejada por ambos suele ser un motivo de distanciamiento en las parejas.