El desconocimiento de la fisiología
sexual masculina y las falsas creencias sobre el control eyaculatorio puede
llevar a que algunos hombres se autocalifiquen de eyaculadores precoces. Por
este motivo muchos de los hombres que llegan a consulta manifestando quejas
sobre la rapidez de su respuesta no responden al diagnóstico de una disfunción
sexual, sino que pueden tener expectativas exageradas sobre su control eyaculatorio
En general se suele identificar la
eyaculación con orgasmo, aunque se pueden producir eyaculaciones no placenteras
sin que medie ninguna explicación médica. El control de la eyaculación es una
de las preocupaciones del varón cuando se enfrenta al encuentro sexual. Así, el
momento preciso de la eyaculación se convierte en preocupación, minando su
autoestima y, con frecuencia, llegando a deteriorar el conjunto de la relación
de pareja
El hombre con
eyaculación retardada suele presentarse con un componente de malestar mucho
mayor que aquel aquejado de eyaculación precoz, y no es infrecuente que llegue
a consulta inmerso en un incipiente cuadro depresivo. La eyaculación retardada
se manifiesta con diferentes grados de severidad en cada hombre. Algunos sufren
percibiendo que necesitan esforzarse para llegar a eyacular, manteniéndose en
la duda sobre si lo lograrán en cada ocasión. Para otros ocurre que nunca
pueden eyacular con el coito, e incluso ni siquiera ante su pareja, de forma
que algunos lo hacen con posterioridad masturbándose. En casos más severos, el
hombre llega a afirmar no haber eyaculado nunca o casi nunca. Se puede definir
como la dificultad o incapacidad de
eyacular luego de una estimulación sexual adecuada. Se considera que la
eyaculación es retardada cuando el hombre requiere como mínimo entre 30 o 45
minutos para alcanzarla, incluso puede llegar a ser tan grave que haya ausencia
absoluta de la eyaculación (aneyaculación).
La distinción entre etiología
orgánica o psicógena del retardo eyaculatorio es de suma importancia. Si el
retardo es situacional, es decir, no se presenta en todas las ocasiones en que
el sujeto eyacula en sus relaciones sexuales o, cosa muy frecuente, no tiene
ningún problema cuando se masturba, podemos descartar las causas médicas. En general, antes de insistir en un
tratamiento psicoterapéutico deben ser investigadas si existen causas orgánicas
que inciden en su aparición. Sin embargo, se puede decir que la mayor
incidencia de casos es de origen psicológico. Este trastorno no sólo afecta
negativamente al hombre, cuando el coito se alarga mucho, la lubricación
vaginal tiende a disminuir y desaparecer, lo que comienza a producir molestias
o incluso dolor al proseguir el coito.
Las causas de origen psicológico
suelen estar asociadas a la ansiedad, sentimientos de inseguridad y baja
autoestima, trastornos de personalidad, fatiga, miedos, excesivo autocontrol,
problemas de pareja, etc. El tratamiento
de la anorgasmia va encaminado en primer lugar a eliminar las actitudes
negativas y prejuicios en torno a la sexualidad en general y al orgasmo en
particular; mejorar la relación a través de la comunicación entre la pareja; establecer
un programa de habilidades sexuales a través de una serie de ejercicios
específicos para esta disfunción; y fomentar el conocimiento, comunicación e identificación
de las sensaciones corporales para así alcanzar el placer integral de la
sexualidad personal, el disfrute del
propio cuerpo y el de su pareja.
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