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domingo, 27 de diciembre de 2015

¿CUANDO ACUDIR A TERAPIA DE PAREJA?


     Cualquier pareja, por imposible que parezca, es susceptible de pasar por un momento de crisis. Lo que empieza como una relación fluida puede verse interferida por factores como el cansancio, el estrés, los problemas laborales, familiares o económicos. La convivencia diaria puede llegar a erosionar mucho la vida en pareja y, unida a otros factores, pueden echar a perder hasta la mejor de las relaciones. Muchas veces, además, la crisis sobreviene sin que ninguna de las dos partes tenga ningún deseo de que suceda, ni mucho menos de romper la pareja. Cuando esto ocurre, tal vez sea el momento de buscar un poco de ayuda externa para recuperar la armonía perdida.

     En el momento en que surgen los conflictos, la estabilidad mental y emocional empieza a tambalearse. Es muy fácil dejarse llevar por el enfado, el rencor, el despecho y los sentimientos de traición. Guiados por todos ellos, aún resulta más fácil echar la culpa de todo al otro, asumir un papel de víctima y poner distancias y barreras a la comunicación. Muchas son las formas de acercarse o los motivos por los cuales una persona decide acudir y de una u otra forma están relacionados con el dolor, la incapacidad para manejar una situación, la relación con los hijos, con la familia de origen, la intrusión de una tercera persona, la propia personalidad o la de la pareja y más. La terapia de pareja está dirigida a personas que mantienen una relación de larga duración y que presentan dificultades de convivencia. Que la pareja, sea o no matrimonio, o involucre a personas de mismo o distinto sexo no es determinante.

     Sin embargo, cuando las parejas dan el paso y se deciden acudir a terapia, tienen una serie de pensamientos casi siempre desviados de la realidad y que les sirven de parámetro de comparación para evaluar la efectividad y los resultados de la misma. Mientras más altas son las expectativas que se tiene sobre una persona, más se sufre y menos se entiende la relación en una separación. Depositamos nuestra propia felicidad en los actos de una persona y si cumple nuestras expectativas "somos felices" pero si no las cumple aparece el conflicto.

     Muchas diferencias o incidentes domésticos leves, aunque sean repetidos, no indican la necesidad de una terapia profesional de pareja. La pareja tiene muchos recursos para resolver conflictos de rutina que deben movilizarse con anterioridad. Los problemas de comunicación serios e insolubles que aún no han deteriorado de manera irreversible la relación de pareja y el deseo de seguir juntos, son la principal indicación de terapia de pareja.

     Cuando la relación empieza a deteriorarse y se piensa seriamente que no se aguanta más y no se ve salida, es el momento de plantearse la posibilidad de que alguien ajeno y profesional pueda echar una mano. La posibilidad de la separación está siempre ahí, pero hay que tener en cuenta que es muy dolorosa, sobre todo cuando hay hijos pequeños.


     Si bien la terapia o la asesoría pueden ser caminos para aliviar las cargas, recomponer estructuras y definir el futuro de un matrimonio, la dinámica de una pareja es tan compleja, que identificar cuándo y por qué hay problemas no es sencillo, como tampoco es fácil saber cuál es el momento adecuado para consultar. Sin embargo, al tomar la decisión de acudir a una terapia es importante que el amor subsista a pesar de las vicisitudes que entraña la convivencia diaria.

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