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domingo, 24 de enero de 2016

LA NUEVA REVOLUCIÓN SEXUAL

       

     Una Nueva Revolución Sexual está en proceso desde el comienzo de este milenio.   Vivimos   una época   de   cambios   muy   importante,   ya   no   sólo   por   el   triunfo   de   los   movimientos   feministas   y   los   descubrimientos científicos de los últimos 60 años, ahora nos encontramos en la era de las reformas legales y jurídicas a favor de una nueva sexualidad. .   Las   condenas   públicas por  la expulsión   de   Gays   del   ejército,   las   nuevas   legislaciones   Europeas  y Norteamericanas a   favor   de uniones   legales   o  matrimonios   entre   personas   de  un   mismo   sexo,   y   la   “salida   del   closet”  de   decenas   de  importantes políticos y celebridades a nivel mundial, son un ejemplo de ello.

            Sumado a esto, los cambios de valores sobre lo que significa ser mujer o ser hombre, han producido una   extrapolación   de   éstos   a   una   esfera   más   global;   el   acto   sexual   ya   no   es   sinónimo   de   reproducción,   hoy   en   día también significa placer, satisfacción  y comunicación. Tampoco el  acto  sexual  es  equivalente a penetración, pudiendo tener   otras   manifestaciones   que   no   se   restringen   únicamente   al   coito.   Las   nuevas   generaciones   están   observando modificaciones  considerables  en  lo   que   se  refiere  al  papel  sexual  que  ancestralmente  le  correspondía   al  hombre  o  le correspondía a una mujer. Cuando se habla de papel o rol sexual hay que referirse al papel como ser humano sexual, es decir de ser capaces de sentir y de dar afecto, ofrecer ternura, ser generoso y compartir por igual las responsabilidades y tareas que suponer el convivir en pareja y tener descendencia.

            Hoy en día consideramos el sexo como un acto de gratificación, aceptamos el erotismo naturalmente en nuestra vida cotidiana, hemos sido bombardeados con publicidad explicita hacia nuevos modelos sexuales y hemos incorporado a nuestros   niños   y   adolescentes   a   una   educación   sexual   centrada   en   la   gratificación   de   la   pareja   y   al   control   de   las infecciones de trasmisión sexual. El mercado nos ha inundado con diferentes productos de fácil acceso para el control de   la   natalidad   y   de   instrumentos   eróticos.   La   internet   y   el   chateo   han   introducido   una   nueva   gama   de   actividades sexuales, como el cibersexo o el formar parejas por este medio.

            Esta nueva actitud cultural y moral nos ha permitido sobre todo a  las mujeres, a decir y decidir lo que queremos, disfrutar del sexo y de tener orgasmos; la desmitificación del autoerotismo y la masturbación convirtiéndola en una fuente recomendada de placer erótico; la Internet; la despenalización moral de la expresión afectiva del sexo; la aceptación de ancestrales religiones y tendencias espirituales que realzan el sexo entre la pareja y lo convierten un pozo de placer y de expresión   de   nuestros   afectos   y   sentimientos;   las   nuevas   concepciones   del   sexo   como   algo   positivo   que   no   debe negarse,   reprimirse   ni   abstenerse;   las   nuevas   políticas   educativas   a nivel global   y   políticas de   responsabilidad   social   tendientes   a proporcionar   a   sus   ciudadanos   la   máxima   información,   ofertando   fácil   acceso   a   los   medios   de   planificación   familiar, haciendo   frente   a   los   riesgos   en   la   adquisición   de   enfermedades   o   embarazos   no   deseados, tendientes a una educación sexual centrada en el placer y al mantenimiento de conductas sexuales seguras.


            Ha sido el estado, la familia, la escuela y en muchos casos la iglesia, quienes han ido trasformando la concepción de la sexualidad que hoy en día tenemos.  Todo ello aspirando a llegar a la libertad elemental de ser y aceptarnos a nosotros mismos.

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