El Deseo sexual
hipoactivo, es considerado como la disminución o ausencia de fantasías o deseos
de actividad sexual de forma persistente o recurrente. El trastorno provoca un
malestar acusado o dificultades de relación. Una persona sana se interesa
por la sexualidad, sobre todo después de llegar ala pubertad. El deseo es más
intenso en algunas épocas que en otras, disminuye cuando una persona está
demasiado absorbida por su trabajo u otras actividades y aumenta cuando la persona
tiene una oportunidad sexual excitante y cuando está en compañía de una persona
que le atrae mucho.
Son muchas las personas
que padecen este problema, aunque no todas llegan a una consulta profesional
para recibir el diagnóstico adecuado y la ayuda psicológica y sexológica que
requiere el trastorno. Siendo la esfera de la sexualidad tan importante para la
calidad de vida del ser humano, muchas de estas personas vivirán
insatisfechas e infelices. En el plano de la pareja esto puede tener
consecuencias importantes. Aunque un buen número de individuos no revelarán
ante su pareja esta situación, y podrán seguir manteniendo relaciones sexuales,
pero sintiendo una gran apatía. En otros casos, la ausencia de deseo y hasta
las disfunciones que pueden aparecer en carácter reactivo (impotencia, dispareunia, anorgasmia) harán
que la actividad sexual de la pareja mengüe y hasta desaparezca, lo cual lleva
generalmente a serios problemas de relación.
Aunque a veces el
problema puede estar motivado por alguna anomalía orgánica (carencias
hormonales, trastornos endocrinos, insuficiencia renal, etc.) lo más
normal es que el problema obedezca a causas psicológicas como un bajo nivel de
autoestima, estados depresivos, excesivo estrés o ansiedad,
mala relación de pareja, una historia de abusos sexuales, etc. Esta
disfunción requiere un programa de tratamiento más largo y más
completo que otras, aunque el terapeuta en este caso puede ayudarle a descubrir
las causas que motivan dicha inapetencia sexual y a proporcionarte
recursos necesarios para que dicho deseo se vea incrementado.
El tratamiento se debe
orientar hacia los factores que pueden inhibir el interés sexual y con
frecuencia pueden ser múltiples. Algunas parejas necesitarán trabajo de
mejoramiento de la relación o terapia de pareja antes de centrarse directamente
en el incremento de la actividad sexual. Algunas parejas necesitarán un poco de
instrucción sobre el desarrollo de destrezas en la resolución de
conflictos y requerirán ayuda para resolver las diferencias en aquellas
áreas no relacionadas con el sexo. El entrenamiento en la comunicación para
hablar a nivel de emociones, mostrar comprensión, resolver las diferencias de
tal forma que refleje sensibilidad y respeto por los sentimientos de ambas
partes, aprender cómo expresar la ira de manera constructiva y reservar el
tiempo para las actividades de la pareja, el afecto y hablar tienden a
estimular el deseo sexual.
Muchas parejas también
necesitarán concentrarse directamente en la relación sexual, donde a través de
la educación y
las tareas de pareja puedan expandir la variedad y el tiempo dedicados a la
actividad sexual. Es posible que algunas parejas necesiten concentrarse en las
formas de poder acercarse sexualmente a la otra persona de una manera más
interesante y conveniente y en cómo rehusar una invitación sexual de una forma
suave y discreta.
Los trastornos de deseo
sexual son con frecuencia los problemas sexuales más difíciles de tratar, en
especial si se presentan en los hombres. Por lo tanto, se debe buscar asesoría
de un especialista en sexualidad y terapia de pareja.
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