
Diversos autores coinciden en que la capacidad
para amar, para relacionarse de una manera íntima con otra persona, para
establecer un compromiso estable depende en gran medida, del grado de
estructuración y organización de la personalidad. Las Habilidades sociales
que se necesitan para iniciar relaciones se relacionan con la
habilidades conversacionales que se refieren a las destrezas que ponemos en
marcha para iniciar, mantener o cerrar conversaciones, para concertar citas,
introducirse en un grupo, la expresión de emociones positivas y negativas, el
decir no, el expresar o recibir críticas o elogios, la asertividad que se relaciona
con la defensa de los derechos personales, la expresión de emociones positivas
y negativas.
Así podemos reconocer dos elementos
fundamentales que hacen posible las primeras interacciones entre una pareja,
estos son, el lenguaje, el que nos permite dar a conocer y comprender nuestro
entorno y sus implicaciones, tanto objetivas como subjetivas, permitiendo a su
vez la producción y reproducción de los sistemas sociales; el otro elemento
constituyente de la interacción social está dado por el intercambio que se
establece mediante impostaciones de voz, gestos, signos y símbolos dotados de
significado y sentido, que permiten el reconocimiento, por ejemplo de ciertos
estados de ánimo, emociones, actitudes hacia los otros, además de otras
características que estarán determinadas por las circunstancias y contextos
específicos de nuestro desarrollo como seres eminentemente sociales. Así la
comunicación, es decir, el proceso a través del cual los sujetos transmiten
información a los otros, posibilita y potencia la interacción social y la
posibilidad de entablar una relación íntima.
Es interesante reflexionar sobre lo que resulta más atractivo a la
hora de interesarse sexualmente por otras personas. Sabemos que es
posible que la respuesta a esa cuestión esté relacionada con el fin que se
persiga a la hora concertar citas. Es decir, si la elección está encaminada a
escoger a la persona con quien pretendes pasar el resto de tu vida, o si
simplemente se trata de escoger a una persona para una relación casual o
esporádica.
En
las relaciones es frecuente que haya aspectos problemáticos y conflictivos, o
bien haya puntos de vacío o desencuentro que no se acaban de llenar. Pero sí
que podemos apuntar a una relación que sea lo más integral, plena y
evolucionada posible. Para poder crecer juntos es importante tener un proyecto
común, una dirección común. El objetivo no es el otro, sino que el otro sea un
compañero de camino hacia el mismo objetivo. En la convivencia de pareja,
la forma de comunicarse, el estilo de negociación utilizado en la resolución de
los conflictos existentes y la visibilidad del otro son aspectos que
deben revisarse en etapas posteriores para que las relaciones íntimas puedan
mantenerse a través del tiempo.