La impotencia
-cuyo término médico es el de "Disfunción
Eréctil (DE)"- es la incapacidad de lograr o mantener una erección
suficiente para una actividad sexual satisfactoria. La DE es una situación muy
frecuente; se ha calculado que afecta en mayor o menor grado a la mitad de los
hombres entre los 40 y los 70 años. Cuando
un hombre es estimulado sexualmente, las arterias del pene se relajan y
dilatan, y el flujo sanguíneo hacia el pene aumenta. A medida que el pene se
expande, las venas del pene se comprimen, y la sangre no puede salir. Con más
flujo sanguíneo entrando y muy poco saliendo, el pene se vuelve cada vez mayor
y más firme.
La mayoría de los
casos de DE (70-80 %) están asociados con alteraciones físicas y no
psicológicas. La DE se puede producir por alteración de uno o varios de los
tres mecanismos responsables de la erección: bloqueo de las arterias;
incapacidad de los vasos sanguíneos dentro del pene para almacenar la sangre; o
daño en los nervios del pene o del área pelviana. También pueden ser
responsables de una DE otras disfunciones fisiológicas, como bajos niveles de
hormona masculina (testosterona). Además, muchos medicamentos comunes—medicamentos para
la presión arterial, antihistamínicos, antidepresivos, tranquilizantes,
supresores del apetito, etc. pueden causar DE como efecto secundario.
Sin
embargo, muchos hombres sufren de una combinación de factores orgánicos y
psicológicos. Cuando no hay enfermedad
orgánica que genere la Disfunción Eréctil se habla de un tipo de DE funcional o
psicógena. Las causas psicológicas de la disfunción eréctil incluyen la
ansiedad de desempeño, el estrés, la depresión y los conflictos
matrimoniales. Para comprender
este tipo de casos es necesario mencionar que la función sexual se encuentra
íntimamente relacionada con la psique y las emociones de la persona, de forma
que cualquier alteración de éstas puede repercutir en la erección. Por eso es
que el estrés, cansancio, estados depresivos, conflictos de pareja, problemas
familiares y laborales o cualquier otro problema que agobie al hombre puede
provocarla. Incluso el hecho de no haber podido mantener relaciones en alguna
ocasión se convierte para algunos hombres en un problema agravando la situación
y convirtiendo en el factor que detona la Disfunción Eréctil.
Adicionalmente la disfunción eréctil puede ocasionar o
exacerbar problemas psicológicos tales como: falta de motivación, baja
autoestima, frustración, falta de confianza en sí mismo y depresión.
Consecuentemente, las relaciones personales, familiares y de negocios pueden
verse afectadas. Estudios recientes indican que las personas que gozan de una
buena salud sexual no sólo sufren menos problemas de depresión, ansiedad,
hipertensión, diabetes, úlcera, cansancio, virus y otras afecciones, sino que
además tienen una expectativa de vida más larga.
La DE es tratable a cualquier edad,
y el conocimiento de este hecho ha ido creciendo. Más hombres han buscado ayuda
y regresado a la actividad sexual normal debido a tratamientos mejorados y
exitosos de la DE. Mitos y
expectativas culturales de la sexualidad masculina han impedido a muchos
hombres buscar ayuda para un trastorno que puede, en la mayoría de los casos,
beneficiarse de un tratamiento médico y psicológico.